domingo, 5 de julio de 2009

-A LA MUERTE DE LA NIÑA DEL ESCRITOR-

Hoy a muerto; Se fue en el mar del olvido
Murió en medio de la paz de una tormenta;
Y su recuerdo se fue al final del abismo…
Levantemos las copas y brindemos por su partida;
Por la falta de su presencia en la causalidad de la vida.

Ha muerto y no dejara legado
Se ha ido y no dejara más que cien puñales en la espalda…

Quizá fue que se ha muerto, quizá solo se ha ido…
Para el caso y la ocasión da lo mismo que un centavo;
Se ha ido y no dará jamás versos, rimas, ni sonetos compartidos;
Nos regalo una musa pervertida llena de motivos.

Se apagaron las luces del semáforo que pedían avanzar en esta vida;
Se cerraron las mareas y las ramas de duraznos se han secado…

No se la causa de su muerte ni de su suicidio;
Fue tan solo un poco del tiempo perdido…
En su falsedad y en su mundo;
Es tal vez la lejanía el momento más duro.

Esta vez la niña se marchito y en mujer fatal se convirtió…
Es así que hoy dedico el epitafio a su recuerdo y al olvido;
A su esencia y al destino.

En paz descanse la que del escritor fuese la niña…
Y que en el cielo de las musas conserve aquellos versos;
Que jamás había compartido.

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