La muerte te abrazo
Con su helado manto que suena ha eternidad.
Te tapo la boca
Y te dejo dormir en la memoria.
-pero sobrevivirá mi amor-
Porque la sangre llama desde las venas,
Desde la sangre que hierve y desaparece.
Desde la muerte que rechazo por eterna.
Desde mi fe al reencuentro en otro momento.
Ve feliz, “que aquí me quedo vigilando tus sentencias”
Aguantándome estas ganas de gritarle al orden cósmico de la vida y de la muerte.
A la suerte, a la naturaleza dinámica de nuestra propia existencia.
Quisiera Liberarme como tú, de mis cadenas.
U Otorgarme a la última de mis peores penitencias.
Pero aun voy a convertir este amor en un recuerdo.
Voy a recordarte como el alquimista de las historias.
El narrador de la memoria.
El poeta fértil, el labrador de contextos.
El que levantaba la voz de mi inconsciente.
¿Qué has hecho con mi padre, señor muerte?
domingo, 13 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario